La fauna que uno puede encontrar observando detenidamente una avenida concurrida es diversa. Distinguiremos dos grupos: la fauna de a pie y la fauna motorizada. Entre los primeros siempre encontraremos algún ejemplar de abuela kamikaze intentando cruzar la calle cuando se acerca el único tráiler de 18 ruedas que ha visto esa ciudad en su historia. Si hay alguna obra cerca, con toda seguridad una manada de abuelos "enmistiempos" acecharán a los trabajadores, hablando por lo bajini y rajando a lo grande; el macho alfa comentará que "en mis tiempos cargábamos vigas de aleación de titanio al hombro y sólo descansábamos en años bisiestos" y el resto de la manada asentirá con cara de indignación. No, no: de profunda indignación.

Si tenemos suerte, veremos al guardia que sonríe mientras pone la multa al coche mal aparcado, al niño de la moto trucada (más audible que visible) o al que se hace el loco y se aleja con disimulo de la plasta que su querido perro acaba de depositar delicadamente frente a un portal. Todas estas especies son bellas y únicas, si bien a mí me fascinan las pertenecientes al grupo de los motorizados. El del Seat León amarillo que perdió la audición cuando surprimo le regaló una caja de bajos tó guapa para el maletero meid in Yapán y el último CD de Las Chuches; el digno empresario de pelo cano con el móvil en la oreja que te perdona la vida desde el asiento de su Mercedes cuando le comentas que si hubiera estado atento al cruce aún conservarías los dedos de tu pie izquierdo; el novato acojonao, cuya L en la luna trasera ilumina la cara del reshulón del Seat León, que mete tercera para que todo el mundo oiga rugir su tubo de escape nuevo; el novio de la de la autoescuela, que o se porta muy bien con ella o tuvo mucha suerte con el regalito del último Kinder Sorpresa.

Y si algo tienen en común estas especies tan diferentes es el taco. El insulto, la injuria, la ofensa, el improperio, el escarnio, la mofa. Llámalo como quieras, pero acordarse de la família del desgraciado que se ha saltado el ceda siempre le ayuda a uno a llevar mejor lo del estrés. Y si bien un "questabaenrojojoputa" a pleno pulmón, por la ventanilla y con el brazo en alto es difícilmente mejorable, ahora la gente algo más tímida puede desquitarse con el Drivemocion, una superficie de LEDs que se acopla a la luna trasera y que te permite darle recuerdos a la madre que parió al de detrás. Sí, bueno, también puede mostrar caritas felices y guiños de ojo... ¿pero quién querría expresar semejantes tonterías?

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9 comentarios

  1. Azote ortográfico // 14 de septiembre de 2009, 8:56  

    Cuánta razón, qué entrada tan sabia. Aunque he de poner en entredicho la utilidad del cacharrito: sólo se la veo cuando uno anda afónico. Lo liberador que resulta defecar metafóricamente sobre el árbol genealógico del destinatario del improperio no lo consigue este utensilio. Seguro.

  2. T // 14 de septiembre de 2009, 12:07  

    ¡Qué grande, qué grande! jajajaja. Es la pura realidad, me ha encantado eso de la manada de "enmistiempos".

    Pues yo te digo que de todos los inventos idiotas, sería el único que compraría.

  3. Homo libris // 14 de septiembre de 2009, 15:04  

    Deberías cobrar un porcentaje por la venta del adminículo en cuestión: mañana mismo voy a recomendarlo en el trabajo a unos compañeros aficionados a los coches XD

  4. Perséfone // 14 de septiembre de 2009, 16:26  

    Jajajaja cómo me gusta tu estilo, en serio. Has conseguido arrancarme la primera sonrisa de la noche.

    Por cierto, tambien quiero uno de esos, aunque me temo que para adquirirlo primero tendría que tener coche.

    No es plan de engachárselo en el trasero ¿no?

    Un besote.

  5. Tanais // 14 de septiembre de 2009, 23:55  

    jajajajajaja me partooooo! le voy a comprar a Despe uno de esos...le va a encantar! que cosas oye...

  6. Nacho // 15 de septiembre de 2009, 0:05  

    Como dicen por ahí, éste desentona un poco con el resto de artículo: es hasta comprable!

    Lo que no tengo tan claro es si es legal si no llevamos un coche de la Guardia Civil... ;)

  7. Deprisa // 15 de septiembre de 2009, 12:01  

    Yo reconozco que cuando me hacen guarradas con el coche me cago en toda su familia y parte de sus conocidos pero por suerte todavía no saco la cabeza por la ventanilla y chillo a pleno pulmón, suelo cagarme en él pero dentro de mi coche xDD.

    La verdad que ayuda a relajarse y liberar tensiones porque a veces conducir estresa y más en una ciudad como Madrid donde todos parecen discipulos de Alonso o Schumakker y no han conocido ni conocerán los intermitentes, los límites de velocidad o las zonas de estacionamiento prohibidas...

    En fin. Así es nuestra vida :-)

    Un saludo.

  8. Anónimo // 22 de septiembre de 2009, 2:52  

    Este invento será muy moderno, pero a mi me desquita más bajar la ventanilla, aclarar la garganta regular el volumen al máximo y gritar en el español más castizo que domino: " mamonazooooooooooo!.

  9. Martin // 24 de mayo de 2010, 11:47  

    Soy de Argentina, quienes esten interesados por el producto manden mail a boogeyman_18@hotmail.com El envio es gratis a cualquier parte del mundo.